Nacido en los enigmáticos viñedos que rodean el Balneario de El Raposo, este vino debe su carácter único al microclima especial de esta zona de suelos arcillosos a 560 metros de altitud.
Las pronunciadas oscilaciones térmicas y las propiedades casi mágicas de esta tierra (famosa desde 1860 por sus aguas curativas) dan vida a un Tempranillo de profunda personalidad.